Silencio Roto
Memoria de Intenciones
El cine -como decía Rossellini- debe servir, también, para dejar constancia del mundo en que vivimos. En este sentido, la voluntad de «Silencio roto» es dejar constancia de una época de nuestra reciente historia, que se ha tratado de silenciar y olvidar, y que, desgraciadamente, en la actualidad, podemos ver reproducida -con distintos personajes y en diferentes escenarios- en los horrores de Kosovo, Colombia, Chechenia,… porque el olvido sólo sirve para incidir en los mismos errores y generar los mismos desastres. Hablar por tanto de nuestro pasado es entender los porqués de nuestro presente: es recordar que la intolerancia genera violencia y que ésta, a su vez, es el germen de la sinrazón más absoluta.
Cuando dejamos de existir, somos lo que los demás recuerdan de nosotros, y si nadie nos recuerda, es como si no hubiéramos existido. Por eso, «Silencio roto» pretende dar voz a unas personas que nunca la tuvieron y recuperar -a través de sus palabras y su memoria- las ilusiones y los ideales por los que vivieron y murieron: para que sus nombres, sus hechos, no se borren en la historia.
El guión de «Silencio roto» es el resultado de las conversaciones mantenidas con personas que participaron en los acontecimientos que se narran y de la lectura de libros y estudios donde se trata el tema de la guerrilla anti-franquista. Aunque la construcción de personajes y su evolución dramática responden a las necesidades de una estructura narrativa y temática que dé sentido al relato y, por lo tanto, pertenecen a la invención del autor, están inspirados en comportamientos y actitudes reales, de la misma forma que se ha respetado la cronología y acontecimientos más significativos del movimiento guerrillero, con el fin de que a través de la peripecia humana de sus personajes se refleje el contexto social y político de la época.
«Silencio roto» no trata de posicionarse o valorar los comportamientos de quienes participaron en la trágica contienda en que se sitúan los hechos que se relatan, ni pretende reabrir viejas rencillas: su finalidad es recuperar un trozo de nuestra memoria histórica y reflejarla con toda la objetividad posible, para que su conocimiento contribuya a un mayor y mejor entendimiento entre las personas y los pueblos.