Obaba
Entrevistas

 

Entrevista realizada por Begoña Piña para La Gran Ilusión

 

“Se puede ir tras la naturaleza del misterio, pero nunca se encuentra”

 

El cineasta construye, a partir de la novela de Bernardo Atxaga, un universo propio en Obaba, un microcosmos del mundo, reflejo de los comportamientos humanos.

 

“Cualquier lugar es bueno para vivir siuno está a gusto", dice uno de los personajes de la nueva película de Montxo Armendáriz. Y la sentencia se convierte en una definición fiel del propio cineasta, que ha llegado al extremo de construirse un universo propio para vivir en él 'muy a gusto'. Piedra a piedra, película a película desde Tasio, ha levantado un mundo cinematográfico personal asentado sobre el misterio, las cosas que no se dicen, las leyendas, los secretos... Con Obaba, una adaptación al cine de Obabakoak, la novela con la que Bernardo Atxaga conquistó el Premio Nacional de Narrativa en 1989, ha dejado bien claro cuál es su territorio, aunque sea imposible marcar los límites de éste. Ahora, Armendáriz ha encerrado su propio mundo en Obaba, donde se viven presentes de ausencias, de miedos, donde hay violencia y pérdidas, donde los lagartos deciden la historia.

Pilar López de Ayala, Eduard Fernández, Juan Diego Botto, Héctor Colomé y Bárbara Lennie son algunos de los protagonistas de esta película coral, creada con algunos relatos de entre los 28 que conforman el libro de Atxaga y en la que el director aprovecha para mostrar su idea de la ética de la creación cinematográfica. Lourdes, una estudiante de cine que acude a Obaba a hacer una práctica de la escuela, sirve de eje conductor de las historias, de esas vidas cruzadas que ella graba en su pequeña cámara digital, con la que recorre secretos de medio siglo, a los que ella misma decide unirse.

“Bernardo Atxaga fue de una gran generosidad. He tenido libertad de creación. Yo quería construir un puzzle de vidas, de formas de ser, que fuera reflejo del mundo”

 

LA GRAN ILUSIÓN.- ¿Cómo hizo la selección de relatos, de entre los 28 del libro?

MONTXO ARMENDÁRIZ.- Al principio hice un análisis del espíritu de todos los relatos, de lo que mantenía su unidad. Porque la primera sensación al leer Obabakoak fue que, a pesar de la independencia de cada relato, había una unidad. La soledad, la identidad personal y cultural, la violencia, la reflexión sobre la creación literaria... estaban presentes en todas las historias. A mi me interesaba extraer todos esos temas y, en función de ellos, busqué los relatos que mejor se adaptaban. En el relato de la maestra, por ejemplo, está la soledad y la historia de amor. En el de Esteban hay un poco de amor, pero sobre todo está la búsqueda de la identidad personal y del desarraigo...

LGL- ¿Cuál ha sido la participación de Bernardo Atxaga?

MA.- Leyó el primer esbozo del guión y le pareció estupendo. Fue de una gran generosidad y me dijo que la película me correspondía a mí, que él no entiende nada de cine. Así que he gozado de total libertad de creación y, aunque intentando siempre mantener el espíritu de la novela, he podido crear algunos personajes y variar situaciones.

LGl.- En la película hay 'thriller', historia de amor, misterio... ¿cómo ha conseguido la unidad mezclando géneros?

MA.- Eso ha sido una de las cosas más complejas, porque yo quería una unidad dentro de la diversidad. Obaba es un microcosmos del mundo, ahí se habla de muchas parcelas de la condición humana. Yo quería un puzzle de vidas, de géneros, de formas de ser, que fueran el reflejo del mundo. Es la metáfora que es Obaba. Y en este sentido es muy diferente a lo que he hecho hasta ahora. Además, cada historia tiene un tratamiento diferente, diferente textura cinematográfica, diferente música, diferente planificación.

LGL- Para esto se ha apoyado mucho en la música y la luz ¿no?

MA.- Sí. Me ha ayudado mucho a diferenciar las historias y a darles unidad. Toda la parte actual está rodada cámara en mano, el relato que interpreta Eduard Fernández tiene movimiento continuo de la cámara... Con la música, igual. Hay una música ambiental para la parte de los lagartos y otra más melódica para la interiorización de los personales,

LGI.- Después de esta película parece un hecho que domina usted la naturaleza del misterio.

MA.- ¡Ya quisiera dominar la naturaleza del misterio! Ésta no se domina, se puede ir detrás de ella, pero nunca se alcanza. Por ejemplo, el personaje de Lourdes descubre la naturaleza del misterio de existir, nota que algo se mueve en su interior, que puede ser un lagarto dentro de su cabeza o puede ser otra cosa, y eso cambia su percepción del mundo, de la vida. Al final, acepta que tiene que seguir caminando, viviendo, y que ya irá descubriendo cosas. Es una búsqueda constante y eso se convierte en algo positivo cuando uno lo acepta.

LGI.- Aquí retrata la vida de un colectivo a través de los individuos que, finalmente, se han convertido en lo que son por las relaciones entre unos y otros. ¿Usted apuesta por et individuo o por el colectivo?

MA.- Por el individuo, aunque éste solo modifica actitudes en función del conocimiento que tiene del exterior, de la colectividad. El personaje de Lourdes modifica su actitud por el conocimiento de unas realidades ajenas a ella, por ese algo que se mueve en su interior. Esas interrelaciones son las que se dan en la vida cotidiana y común. Yo pienso que las circunstancias nos determinan, pero los individuos decidimos.

LGI.- El universo de Obaba está construido con espejos y reflejos ¿todos somos más de lo que se ve?

MA.- Cada personaje es lo que vemos más un reflejo, que también existe y es real. He jugado con eso y lo he llevado casi al extremo en el personaje que interpreta Eduard Fernández, que tiene doble personalidad. De hecho, su primera aparición no es él, es su reflejo. Todo esto ayudaba en el entendimiento de las historias, en la estructura de los personajes, en la búsqueda de su yo. Buscábamos una puesta en escena no lineal o simplista,

LGI.- En el retrato del pueblo hay elementos importantes que rodean a los personajes, como la influencia de la iglesia, cierta moral...

MA.- No son elementos aislados de la historia, sino que la determinan dramáticamente. La religión es algo de lo que no hace falta saber para entenderla. Pero es importante. La dialéctica de la realidad produce situaciones que pueden parecer incomprensibles o contradictorias. Por ejemplo, hay un personaje, el ingeniero alemán, agnóstico y judío, que consigue educar a su hijo en su cultura a través de un hecho que ocurre en una iglesia católica.

LGI.- El personaje que sirve de hilo conductor lleva siempre una cámara. ¿Aprovecha para mostrar cierta ética de la cámara?

MA.- Sí, hay dos momentos en que intento plasmarlo. Cuando ella se rueda a sí misma al besar a Miguel, es una realidad en la que ella está implicada. Y, de manera más explícita, cuando se descubre desde dónde está hablando a la cámara y dice que ella también ha decidido contar sus historias: “si quieres peces, te tienes que mojar”.

LGI.- ¿Eso quiere decir que usted está dentro de esas historias?

MA.- Supongo que estoy, sin darme cuenta, en la forma en que he contado las cosas y en la forma de entender las relaciones con los demás. Y de forma más conscienteen la reflexión sobre la creación cinematográfica que hago en la película. Y es que da lo mismo rodar con una cámara de video que con otra cosa, lo importante es el contenido. El personaje de Lourdes se pregunta si lo que está haciendo sirve para algo, si tiene sentido, y al final llega a la conclusión de que no le preocupa, que lo importante es grabar y que el sentido de las imágenes aparecerá en algún momento.

LGI.- Los lagartos, contar y numerar las cosas y los movimientos, jugar con la fotografía del grupo que se va reconstruyendo, las leyendas… ¿no tenía mucho riesgo emplear estos elementos?

MA.- Era el gran reto de la película y el gran riesgo que teníamos. Pero lo hablé mucho con Aguirresarobe, con Puy Oria, con los actores. Y es que la película no tenía un guión con soportes dramáticos claros, todo se tenía que construir sobre un eje con apenas un centímetro de anchura. Siempre intento asumir riesgos y en esta película, el riesgo iba por aquí y por no contar una historia lineal.

“La búsqueda constante se convierte en algo positivo cuando uno lo acepta. Las circunstancias son las que nos determinan, pero los individuos decidimos.

LGI.- La historia que interpreta Eduard Fernández, la de la locura, el crimen... es más crispada que el resto ¿existía el peligro del alejamiento, de romper el ritmo?

MA.- La trabajamos bastante, porque tenía el peligro de distanciarse mucho de las otras. Pero yo quería llegar al extremo, e incluso a la locura y la autodestrucción. Eso había que medirlo para no disturbar la lectura general. Hablé mucho con Eduard Fernández y cambiamos algunas cosas. En el libro, el personaje, que no se llama Lucas, habla con un hermano. Eduard me sugirió que fuera una niña, me pareció una buena idea, y a él le ayudaba en la construcción del personaje.

LGI.- ¿Fue muy duro el 'casting' de los niños?

MA.- Sobre todo para Eva Leira y Yolanda Serrano, las personas encargadas del casting. Vimos a más de tres mil niños y en función de ellos, elegimos a los adultos, porque queríamos buscar algo en común que ayudara al espectador a identificarlos. Pilar López de Ayala y Juan Diego Botto estaban claros. Botto tuvo la generosidad de no querer un papel protagonista. El caso de Eduard Fernández fue un proceso de búsqueda entre los actores de esa edad que podían interpretar al personaje. Yo tenía miedo de que al ser una película coral, sin un personaje principal, alguno de los actores me dijera que su personaje era corto, pero no fue así.

LGI.- ¿Hay doblaje al euskera?

MA.- Sí, el doblaje al euskera lo está supervisando Atxaga. En las tres provincias y en Navarra se exhibirá en paralelo en castellano y en euskera.

LGI.- Esta película demuestra que usted tiene un sello personal ¿cómo se llamaría?

MA.- Ni idea. Yo digo que hago cine “de pastorcillos”. Es el adjetivo que acuñó Benet sobre mi cine y estoy de acuerdo con el significado que conlleva, porque como dice otro escritor, Javier Eder, si describes a los pastorcillos de tu aldea habrás conseguido describir al mundo. Yo trato de hacer un cine sencillo que hable de las personas y de la condición humana.

 

 

ARMENDARIZ nos cuenta su película más mágica

(Declaraciones recogidas por PAULA PONGA, revista Fotogramas, nº 1.943)

 

Cinco años después de su anterior film, "Silencio roto", Montxo Armendáriz nos transporta a Obaba, el territorio creado por el escritor vasco Bernardo Atxaga, reinventado ahora para el cine. Un puzzle de vidas cruzadas; múltiples protagonistas; presente y pasado de un mundo rural visto por una joven urbana desde la mirrilla de una cámara de vídeo.

 

La adaptación

Montxo Armendáriz y Bernardo Atxaga se conocieron un año antes de que Obabakoak obtuviera el Premio Nacional de Literatura, en 1989, y se tradujera a 24 idiomas. Hablamos ya entonces de la posibilidad de adaptarla, pero en aquel momento me parecía imposible. No se me ocurría cómo, por la absoluta autonomía e independencia que hay entre los veintipico relatos que la componen, y que no obstante, subraya Armendáriz, configuran un mundo, un espíritu, un estilo. Hasta que se me ocurrió interrelacionar los personajes de 8 de los relatos, inventarme unos, descartar otros, y mantener los temas que me parecían esenciales: la soledad, la violencia, la búsqueda de la identidad personal, y también la reflexión sobre la creación. Se lo conté por mail a Bernardo, que estaba en Estados Unidos. A él le gustó mucho la idea, me dio vía libre y me puse en marcha.

 

La forastera

Con su pequeña cámara de vídeo y la permeabilidad de sus veintipocos años, Lurdes (Bárbara Lennie, descubierta en Más pena que Gloria, de Víctor García León) se adentra en Obaba. Me interesaba la idea de que, cómo al conocer la vida de otras personas puede influir en la tuya propia y tú, a su vez, en la de otros. Las vidas de otras gentes alteran el mundo interno de Lurdes, simbolizado en un lagarto, una idea que está en los relatos de Atxaga y que me parece espléndida. Su viaje a Obaba es un viaje iniciático. Necesitaba alguien lo bastante joven como para que entrara en el juego de los misterios de Obaba. Pero, ¿qué es Obaba? Como dice Atxaga, un mundo dentro del -mundo. Para mí es una metáfora de una forma de entender la vida, una forma de vivir. Es también una reflexión sobre la naturaleza del misterio y la búsqueda de lo desconocido. No es un lugar que se extinga ni que exista. No es algo tangible. Está situada en unos espacios concretos, y, aunque tiene una lectura muy del País Vasxo, he pretendido que fuese lo más universal posible; huir de todo lo que fuera más reconocible culturalmente.

 

El presente y el pasado

Obaba arranca en la época actual, pero hay saltos hacia atrás donde los personajes reviven ellos mismos o a través de otros épocas pasadas. No me interesaba fechar los acontecimientos, sino evocar el paso del tiempo, como en ese juego de la foto que Lurdes capta con su cámara de video: la foto se puede reconstruir con los huecos de los que ya no están, de los ausentes, y algunos de los que están son la antítesis de lo que han sido de pequeños, de lo que fueron en otro tiempo.

 

La soledad

A través del episodio de la maestra (Pilar López de Ayala) se habla de la soledad humana y de las pulsiones sexuales, del deseo no resuelto que hace que el personaje esté completamente alterado y se dedique a contar pasos o lentejas para esquivar la realidad. Quería, eso sí, que fuera una mujer entrañable, cariñosa, romántica, no el cliché de la solterona. La maestra es querida por sus alumnos, pero no se ha integrado en ese medio y añora otras relaciones, otro amor, que apenas se explica más que por unas cartas que no llegan.

 

La violencia

A través del episodio de Lucas Pellot (Eduard Fernández), esquizofrénico, atormentado por la muerte de su hermana, se aborda la locura, la violencia de ese micromundo y su germen: la envidia, en este caso hacia su hermana, y de una forma más genérica el no querer aceptar al otro, lo que el otro es, imponiendo la voluntad de uno, y cómo eso conduce a la destrucción. Algo que está muy presente en la sociedad actual.

 

El desarraigo

A través de Esteban (interpretado en su edad adulta por Lluís Homar) y de su padre, el ingeniero (Peter Lohmeyer),quería hablar del desarraigo, de la no integración, de la ausencia de los referentes sociales, culturales y políticos en los que uno se ha criado y que quiere transmitir. Como le dice Esteban a Lurdes, “las personas inteligentes saben adaptarse a cualquier situación”. Y él no supo adaptarse a Obaba. Es el personaje que habla del desarraigo social, cultural; de la no aceptación del otro y de la no integración, que es la base de donde surgen los nacionalismos intransigentes, los enfrentamientos y las guerras. Ni el entorno acepta a Esteban y su padre, ni ellos quieren integrarse.

 

El reparto

Miguel (Juan Diego Botto) es la otra cara de la moneda. Para él, cualquier sitio es bueno para vivir si uno está a gusto, es decir, si uno está satisfecho consigo mismo. El nombre de Botto, que repite con Armendáriz tras Historias del Kroneny Silencio roto, estaba en el origen del proyecto, así como los de Pilar López de Ayala y Mercedes Sampietro, que interpreta a la maestra en su edad adulta. Bárbara Lennie resultó elegida en un concurrido casting de actrices en la veintena y en cuanto al resto del elencohicimos primero un casting de niños y niñas, y luego de adultos (Héctor Colomé, Pepa López, Txema Blasco, Iñake Irastorza) que debían tener un parecido con los niños que ya habían sido seleccionados. El rodaje discurrió –como el de Secretos del corazón– en varios pueblos del valle del Roncal, en el pirineo navarro, en su mayoría Uztárroz, y también Isaba, Roncal y Otxagabía. Desde que ganó la Concha de Oro en 1990 con Las cartas de Alou, el director no competía en el Festival de San Sebastián, que este año también inaugura. Historias del Kroneny Secretos del corazóncompitieron en Cannes y Berlín, respectivamente.

 

subir

 

ORIA FILMS S.L.
Gran Via 71 - 5º izq. 28013 Madrid - CIF B-82473919

TE: 91 540 11 57
FAX: 91 540 18 87

 
© COPYRIGHT 2004 - ORIA FILMS S.L.
© DISEÑO WEB - EGEDA 2004
PRODUCTORA ASOCIADA A