No tengas miedo
Entrevistas

 

ENTREVISTA PARA EL FESTIVAL DE KARLOVY VARY

1. ¿Por qué decidió hacer una película sobre el abuso sexual a los menores?
    Un día escuché la historia de un joven que sufrió abusos sexuales por parte de su profesor de música. Otro día el de una adolescente que llevaba varios años soportando las perversiones de su abuelo. Me las contaron amigos terapeutas que atienden a personas que han sufrido –o sufren– este tipo de abusos. Y quise saber más. Así empezó esta historia. Contacté con varias víctimas y hablé con ellas. Quedé consternado al escuchar sus relatos, al conocer las secuelas que les había producido tan irracional agresión. Y, sobre todo, sentí una profunda admiración al comprobar el valor y el coraje con que se enfrentaban diariamente a la necesidad de rehacer sus vidas. Y así fui descubriendo la gran riqueza dramática y personal que había tras las vivencias que escuchaba: historias de silencios, de culpabilidades, de manipulaciones y dependencias. Pero también de supervivencia, de lucha contra la adversidad, contra la humillación, contra el sometimiento. De todo este material surgió «No Tengas Miedo». Una película sobre la determinación de enfrentarse a un traumático destino; sobre la voluntad de construir un futuro propio; sobre la necesidad de reflejar en la pantalla una oscura realidad que nuestra sociedad se empeña en ignorar.

2. En la película también intervinen víctimas reales. ¿Cuánto tiempo trabajó con ellas? ¿No tenían miedo de ser rechazadas públicamente al actuar en la película?
    Durante más de año y medio contacté con víctimas de abuso que accedieron a contarme su historia, sus vivencias. Conviví con su dolor y sus ilusiones, hablé con los profesionales que les atendían, e intenté alejarme de los tópicos que rodean el tema para analizar sin prejuicios la complejidad de algunos comportamientos humanos. Fue un trabajo muy gratificante y enriquecedor.
Las personas con las que hablé estaban en un avanzado proceso de recuperación terapéutica. Y parte de este proceso de recuperación consiste en aceptar y hablar de su pasado sin sentir culpabilidad ni miedo a ser rechazadas. Contarlo les servía para ser aceptadas y comprendidas por su entorno más cercano, y constatar que no eran responsables de unos hechos que habían destrozado sus vidas.

3. ¿María Laura Gargarella y usted escribieron el guión basándose en su experiencia con las víctimas?
    Al escribir el guión nos interesaba reflejar las graves secuelas psicológicas y físicas que producen los abusos. Entre ellas destacan la falta de autoestima, la soledad, la culpabilidad, la depresión. Pero también queríamos mostrar que es posible enfrentrarse a todas estas consecuencias, salir de ese infierno y recuperar la dignidad personal, aunque no sea una tarea fácil. Porque las personas que han sufrido abusos tienen una gran distorsión de las relaciones afectivas y sexuales, que condiciona su comportamiento, llegando a crearles adicciones de distinto tipo y, en algunos casos, dependencia de sus propios agresores sexuales.  

4. No Tengas Miedo es una gran película, pero no es fácil de ver. ¿Fue premeditado hacer un film tan duro?
    Fue una propuesta consciente. En mis películas no me interesa mostrar, sino sugerir, y que sea el espectador quien complete lo que no cuenta la historia. Y es cuando se da esta participación del espectador, cuando el film cobra toda su dimensión, todo su sentido. En «No tengas miedo» la dureza no está en lo que muestran sus imágenes, sino en lo que ocultan, en lo que el espectador intuye y reconstruye en su imaginación. De ahí que no sea una película cómoda de ver. Algo que surge de su planteamiento visual, porque quería que el espectador acompañase al personaje de Silvia en su trayecto vital. Que sintiera su sufrimiento, su dolor, su angustia, su soledad. Que fuera partícipe de su impotencia, de su desconcierto, de sus miedos. Y también de su determinación para enfrentarse a su pasado, de su voluntad para cambiar su presente, de su empeño por construirse su propio futuro.

5. ¿Fue difícil mentalmente para usted y los actores rodar una película con esta historia?
    Desde el principio hablé con los actores, expecialmente con Michelle Jenner y Lluís Homar, para que sus personajes no condicionaran ni afectaran a sus relaciones con el resto del equipo, ni a su vida normal. Entre todos conseguimos establecer una diferencia entre personaje y persona, haciendo que incluso en rodaje, mientras se preparaba una escena, las bromas y las charlas entre todos fueran algo habitual. En este sentido, el tema y la historia en vez de dificultar el rodaje, favorecieron la relación entre todo el equipo, que se interesó por conocer más sobre las consecuencias de los abusos a menores y por el alto porcentaje de personas que los han sufrido.

6. ¿Cómo fue su trabajo con Lluís Homar para crear la interpretación? ¿Fue complicado explicarle su personaje?
    Lluís Homar conocía el proyecto desde el primer borrador del guión y aceptó inmediatamente participar en la película sabiendo la compejidad que encerraba su personaje, la dificultad para interpretarlo y el rechazo que iba a provocar en los espectadores. Una aceptación que pone de manifiesto su generosidad y profesionalidad. Comenzamos a preparar su personaje meses antes del rodaje. Le pasé libros, películas y testimonios sobre pederastas, sobre su forma de comportarse, de sentir, de vivir su realidad cotidiana. Hablamos mucho, y no fue un trabajo fácil para él meterse en un personaje tan complejo: adorable a ratos, mostruoso en muchos otros. Una especie de Dr. Jekyll and Mr. Hyde.  Lluís también se entrevistó con los psicólogos que nos asesoraban en la película para recabar información sobre su personaje. Y dos meses antes de comenzar el rodaje estuvimos realizando ensayos con él y Michelle Jenner, lo cual facilitó el trabajo durante el rodaje.

7. ¿Cómo rodó la escena del abuso a la menor? ¿Cuál fue la génesis de la escena?
    Me preocupaba mucho esta escena porque es la clave para comprender cómo hay un antes y un después en la vida de Silvia y de todas las personas que han sufrido abusos. Ya en el guión, la escena estaba planteada como una situación donde los juegos y risas de Silvia niña se interrumpen bruscamente y se convierten en espanto, terror, incomprensión. Para mí era fundamental el espacio donde esto ocurría y tardamos mucho tiempo en encontrar la localización adecuada que permitiera rodar la escena tal como la imaginaba. No quería que este tránsito hacia el horror ocurriera en un único espacio de la casa, sino en varios, como si la niña caminara sin temor de uno a otro, hasta que su inocencia quedaba atrapada sobre un sofá. Quería que existiera una unión espacial entre el comedor donde la niña ríe y juega con su padre hasta la sala donde sufre por primera vez los abusos. Una unión espacial que nos permitiera pasar de uno a otro en continuidad, sin ruptura, para que fuera el rostro de Silvia el que reflejara la verdadera ruptura que se produce en su interior, entre el mundo infantil –los juegos y la risa– y ese abismo incomprensible que se abre ante ella.

8. ¿Cómo fue el trabajo con la niña Irene Cervantes?
    Irene no tenía ninguna experiencia en el cine o la interpretación. Al igual que la otra niña o las adolescentes fueron seleccionadas entre un casting que hicimos por los colegios e institutos de Pamplona, la ciudad donde rodamos la película. Durante varios meses trabajaron con una coach, que las iba preparando y orientando en función de sus personajes y de las instrucciones que le iba dando. Ni Irene ni Maider –su amiga Maite en la película– conocían lo que sucede realmente en la película. Sus padres sí. Hablamos con ellos, leyeron el guión y les expliqué cómo se iban a rodar las escenas. En todos los casos planteamos el rodaje con las niñas como un juego donde tenían que mostrarse alegres, tristes, enfadadas, ausentes, etc... en función de otras historias que les contábamos. Es mi forma de trabajar con niños. Se trata de conseguir que sus rostros expresen los sentimientos y estados de ánimo que necesita el personaje, pero haciéndoles participar en otras historias y situaciones que sean parte de sus juegos infantiles.

9. Admiro la narración de la película, es directa y sencilla, no necesita música o casi diálogos.     Basta con una excelente Michelle Jenner. ¿Cómo se planteo la narración de la historia?
Yo quería evitar toda manipulación o artificio en la narración de la historia. Quería que fuera lo más natural posible, que la cámara fuera los ojos del espectador colocados sobre el rostro o la nuca del personaje de Silvia. Esto exigía una puesta en escena donde no hubiera cortes, donde el plano secuencia fuera quien marcara el ritmo y la progresión dramática de cada situación, de cada escena. Creo que de esta forma, al no existir una planificación que modifica el punto de vista y que dirige la mirada del espectador, se consigue una mayor identificación entre éste y el personaje de Silvia. Y por la misma razón prescindí de la música que no fuera diegética, porque toda música añadida supone una manipulación, un añadido externo al propio relato de la historia.

10. ¿Por qué dejó al personaje del padre sin denuncia ni castigo?
      Durante mi trabajo con personas que habían sufrido abusos, comprobé que para muchas víctimas lo más importante en su proceso de sanación era el conseguir enfrentarse a su abusador, el poder verbalizar ante él lo que sienten, el superar la angustia que su presencia les provoca. Este triunfo mental, psíquico, ante la persona que ha destrozado sus vidas es más terapéutico que el castigo que puedan sufrir los agresores. Aunque se les denuncie y se les condene –cosa que también hay que hacer–, no les ayuda mucho a las víctimas si no logran superar el miedo, la culpabilidad o la dependencia que su agresor les provoca. Por eso me interesaba más mostrar el enfrentamiento entre Silvia y su padre como parte fundamental de este proceso y comprobar que es capaz de aguantar su mirada, de vencer el miedo, de salir triunfante por primera vez desde que sufrió los abusos. Es un paso fundamental en la vida de Silvia, a partir del cual empieza a tomar decisiones y a encauzar su destino.  

11. ¿Que reacción expera de la audiencia? ¿Hay un comportamiento especial que quiera provocar en los espectadores?
      Tanto a mí, como al equipo de la película, nos gustaría que sirviera para aportar nuestro granito de arena en sacar a la luz un tema del que no se quiere hablar. Porque sólamente conociéndolo y afrontándolo en su justa medida se podrán buscar soluciones. Y por desgracia, hay un porcentaje muy alto de personas que han sufrido abusos y la mayoría de ellos se producen dentro del entorno familiar. Motivo por el cual se ocultan y silencian. Es necesario que la sociedad no mire hacia otro lado, como hace el personaje de la madre en la película, y se creen programas de prevención, detección y ayuda tanto en los colegios como en la propia familia. Por otro lado, también nos gustaría que la película sirviera para que las personas que han sufrido abusos se sintieran algo más acompañadas y comprendidas en su lucha por rehacer sus vidas.

12. ¿Cree que el cine puede ayudar a solucionar problemas sociales? ¿Cómo?
      El cine, y el audiovisual en general, es un medio con una gran capacidad de difusión y comunicación. El poder de la imagen en nuestra sociedad es innegable. En este sentido, el cine puede servir para reflejar nuestra realidad, para darla a conocer y para hacer que el espectador reflexione sobre ella. Pero la solución a nuestros problemas y necesidades debe surgir de la propia sociedad. Debemos ser los ciudadanos quienes nos impliquemos en la construcción de un mundo mejor y más humano. El cine y las demás artes pueden ayudarnos a comprender la realidad, incluso a plantear la necesidad de modificarla, pero no pueden hacerlo por sí mismas. De ahí que mi entendimiento del cine coincida con la afirmación de Jean Renoir, cuando decía: «Lo que para mí cuenta al hacer cine, no es hacer películas perfectas. Lo que me interesa es que sirvan para mejorar y favorecer las relaciones entre las personas y los pueblos»

 

 

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